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Gri en Revista Para Ti

8:09, Posted by Anónimo, No Comment



“Ahora no puedo pasar por la puerta de los colegios”

Griselda Siciliani:
Es actriz y bailarina. Formó parte del under teatral porteño y trabajó en prestigiosas comedias musicales. Protagoniza la tira infantil más exitosa de la televisión y para los chicos ella es “la mamá de Patito”. En charla con Para Ti, no teme confesar que cuando encontró la fama perdió un amor importante y que su historia tiene algo de “patito feo”.


Miles de chicos gritan desaforados cuando ella aparece en el escenario. Bailan, saltan y cantan todas las canciones hasta quedarse sin voz. Hasta hace muy poco, Griselda Siciliani (29) soñaba con vivir algo así o parecido. Pero jamás se imaginó llenar dos funciones (durante los fines de semana) en el Teatro Gran Rex. “Los chicos tienen mucha energía, te agotan, tenés que estar a la altura de las expectativas de alguien que está a full. No podés estar a media máquina”. Afuera, una multitud la espera para besarla y pedirle una foto o un autógrafo. Cuando regresa a su casa de Colegiales, lejos está del divismo: la heladera está casi vacía y sólo tiene cactus “porque sobreviven solos”, explica. Ella bien sabe que la vida real está lejos de parecerse a un cuento, aun cuando en los últimos años le hayan pasado cosas que bien podrían ser el argumento de una historia de fantasía.

“En el sentido profesional, se dio como la historia de un musical: donde hay una chica que baila y después le dan un personaje y la llaman de la tele y todas la reconocen. En ese sentido, mi historia es bastante principesca. Lo que pasa es que yo siento que es una evolución natural por haber estudiado y trabajado mucho, y en algún momento ese esfuerzo me fue reconocido. Igualmente, sé que no les pasa a todos”.

Cuando era chica hizo cerámica, piano y danza, pero sólo esta última actividad es la que nunca abandonó. Bailó con el reconocido y prestigioso grupo de danzas y teatro El Descueve en el espectáculo Hermosura. “Cuando me llamaron, corrí seis cuadras sin parar de la felicidad que tenía”, recuerda. En esa obra bailó desnuda para interpretar a “una mina a la que no le importaba nada, que podía tirarse contra una pared y romperse toda”. También participó en Revista Nacional, un espectáculo producido por Pol-ka que recorría la historia de la revista en la calle Corrientes. A partir de allí, colegas y críticos comenzaron a hablar de ella. “Un día estrené una obra con protagonistas muy conocidos, mientras que a mí no me conocía nadie, y al otro día me levanté y en los programas de espectáculos aparecía Pinti preguntando quién era la chica que hacía de secretaria. Si la gente que vos admirás empieza a hablar de vos…”, dice y deja puntos suspensivos en su relato y abre bien grande los ojos.

En ese momento Adrián Suar la llamó para hacer de Flor, una secretaria muy absurda, en Sin código. Por ese papel ganó el premio Martín Fierro, en el rubro Revelación, y el premio Clarín en la misma categoría en 2006. El año pasado en Sos mi vida, con Natalia Oreiro y Facundo Arana, interpretó a una prima un poco despistada (Debi) y, sin esperarlo, este año la convocaron para hacer de Carmen, la mamá de Patito, su primer protagónico. En el medio produjo, dirigió y actuó junto a Virginia Kaufmann Tan modositas, un espectáculo teatral humorístico que recibió muy buenas críticas de la prensa, y al que ella define como lo más under que hizo. “Yo soy de una generación donde el under es un nombre medio romántico que se les da a las cosas que no generan las productoras. Va menos gente a vernos, o sea que tampoco está tan bueno. No es como antes, que existía el Parakultural”, define. Este año bailó en Sweet Charity, hasta que se fracturó. “Extrañaba un poco moverme”.

–¿Cómo explicás lo que te fue pasando?
–Siento que tuve una especie de iluminación. Estuve radiante en el momento en que tenía que estarlo y aproveché todo lo que tengo. No me boicoteé. Cuando pude hacer lo que sé hacer, lo hice, y después todo es trabajo. Mi carrera tuvo su momento de magia, no tuve que decir: “Por favor, déjenme demostrar lo que sé hacer”.

–¿No te dio miedo la felicidad repentina?
–Visto desde afuera, fue muy veloz, pero creo que fue tan “pasito a pasito” como cualquier otra cosa. En la tele entré haciendo un personaje muy chiquito, y que durante el mismo programa fue creciendo, y hace dos años pisé un estudio de televisión por primera vez y ahora no paro de ir todos los días a grabar. En un punto, no tiene ese vértigo porque es ir a laburar. No hay nada glamoroso en todo eso: tenés que levantarte muy temprano y trabajar once horas. En el mismo momento en que empezaba a conquistar terrenos profesionales, se estaba separando de su pareja de ocho de noviazgo y seis de convivencia.

–Es como si las cosas nunca pudieran ir juntas…

–Y, sí. Me acuerdo de que pude disfrutar de mi éxito laboral mucho después. Realmente estaba viviendo un momento personal un poco triste. La separación de alguien que amás mucho es muy triste y te opaca todo. Siempre que una pareja está mucho tiempo junta, tiene un duelo muy largo.

–¿Te volviste a enamorar?
–No sé… “No sabe, no contesta”. Estoy en esa…

–¿Eso significa que estás enamorada?
–Nunca dije que estoy enamorada… Pero sí hay posibilidades de que me cope con alguien.

–Por lo menos en el mundo de la televisión hay más oportunidades de enamorarse que en el ámbito de la danza.
–No te creas: hay muchos técnicos en los teatros, tengo muchas amigas que se fueron con los músicos de la orquesta…

–¿Harías cualquier locura por amor?

–No, he tenido bastante suerte. En general, mis amores son recíprocos. ¡Donde pongo el ojo, pongo la bala! No soy una loca a la que le gusta alguien que nunca la miró. Si me gusta alguien, es porque algo pasa, algo anda ahí en el aire.

–¿Sos enamoradiza?
–No soy de cosas platónicas. Si me gusta alguien, me gusta carnalmente. Soy bastante feliz para el amor. Me gusta disfrutarlo, no sufrir. Cuando viene complicado y sabés que no va, chau. Eso sí, soy muy pasional: si me gusta alguien, estoy a pleno, esa persona se va a enterar… Un chico al que le gusta Sandro… ¡me encanta!
Confiesa que tiene dos grandes debilidades. Sandro –en agosto Griselda presentó, en el Faena Hotel + Universe, el espectáculo Quiero llenarme de ti, en homenaje al ídolo argentino– y los zapatos. “Tengo una obsesión por los tacos. A veces no los uso, me los compro porque me gusta el objeto. Me los pruebo así nomás y no me pregunto con qué los puedo combinar. Son zapatos de fantasía, más teatrales, con mucho color o de charol. Los refinados no, más bien los de travesti. En general ando en zapatillas, pero en verano, cuando empieza a hacer más calorcito, me gusta usarlos con vestidos tipo solerito”.
Una actriz con muchas caras

“En el teatro hacía danza contemporánea, donde todo era muy austero, pero siempre hice algo que tenía que ver con el show, más con el café concert, números de humor mezclados con canción y coreografía, eso es lo que más me identifica. Siempre me imagino que de vieja voy a estar en un teatro haciendo comedia… Me defino como una artista de variedades. No sé por qué me imagino así. Tal vez después mi carrera vaya para otro lado y termine siendo una actriz dramática”.

–En Patito feo interpretás a un personaje con un estilo distinto del que venías haciendo, ¿cómo lo encaraste?

–Un poco de miedo me dio porque tengo que hacer un personaje más cercano a la gente, mucho más creíble. Creí que no iba a poder hacer un personaje normal. En la tira se usa otro lenguaje. Hay que contar una historia de amor, es una novela. Yo siempre necesito disfrazarme un poco, así que este papel es más difícil para mí. Tengo algunas situaciones humorísticas, porque yo también tengo esa facilidad y los autores la aprovechan, pero el personaje no va en esa línea. A mí me gusta meterlo porque me parece divertido, y además es una comedia, a pesar de que a mí me toque contar la historia de amor.

–¿Qué te pareció la posición que adoptó tu personaje al ocultarle a Leandro (Juan Darthés) que él era el padre de Patito?
–Yo no lo habría hecho, pero lo justifico totalmente. Carmen es una chica que crió a su hija a los 17 años, sola, en el interior del país, y que trabajaba en una feria artesanal. Cuando quiso encontrar al padre, ella le escribía cartas que él nunca recibió porque la madre de él se las escondía, y así pensó que a él no le importaba. Entonces, para mí Carmen hizo lo que pudo, ni lo más sano psicológicamente ni lo éticamente perfecto, pero hizo lo que le fue pareciendo mejor con los elementos que tenía.

–¿Cuál es la devolución del público?

–No me considero una estrella, soy una actriz que trabaja en un programa con buen rating. Pero en las vacaciones de invierno se me ocurrió ir a un shopping y tuve que salir corriendo, literalmente. Había muchos chicos juntos y me empezaron a agarrar. Tuve que correr al grito de “Yo no soy la mamá de Patito”. Así que, si usted trabaja en un programa infantil, no vaya a un shopping en vacaciones de invierno. Tampoco puedo pasar por la puerta de los colegios.

–¿Te gustan los chicos?

–Sí, me encantan. Tengo muchos hermanos –Malena, Paulina, Guido, Marilina y Leticia–. Además, di clases de danzas para niñas y animé fiestas infantiles. Ahora sí me siento más maternal, quizá porque estoy más grande. El año que viene cumpliré 30 –el 2 de abril–, así que me vino una especie de sensibilidad maternal que creí que nunca me iba a llegar.

–¿Es una presión o sólo una sensación?

–Antes pensaba que nunca iba a tener hijos y ahora es una posibilidad.

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